Muchos funcionarios, han preferido arrodillarse ante el poder económico urbanizador antes que hacerles frente, no han tenido ideas para reunir fondos y solamente se han limitado a pedir dinero al extranjero y al Estado peruano, como limosneros faltos de toda imaginación para superar los inconvenientes y visionar el futuro.
Habría que preguntarse si quizás las mismas autoridades no quisieron ni quieren hacer nada por nuestro patrimonio, acaso les muevan otros intereses o tal vez solo la desidia.
Sin embargo, los monumentos arqueológicos, aún a pesar de estas vicisitudes, se resisten a desaparecer y aguantan el paso del tiempo como si de un reto contra el hombre se tratara. En Trujillo, específicamente, se encuentran los restos de dos culturas preincaicas Mochica y Chimú que fueron excelentes artesanos, ceramistas, orfebres y sobre todo agricultores, cuyas huacas y demás restos resisten a la invasión del cemento, es el caso de Las ruinas de Chan Chan, Huacas del Sol y la Luna.
Otras sin embargo, ya han sucumbido al poder destructor de las grandes urbanizadoras como es el caso de La Esmeralda, Las Conchas, Dragón, Takaynamo, Tres Huacas, Higo, Toledo, que han quedado reducidas a su mínima expresión contando con el apoyo de las autoridades del I.N.C La Libertad. Todas en las inmediaciones de Chan Chan.
Según el fraile mercedario Martín de Murúa (nacido en 1525) el termino HUACA O GUACA es multivalente, puede significar lugar sagrado o también emblema o ídolo de una comunidad, o de una dinastía. Los españoles acabaron por designar así a todo lugar sagrado de los Incas, y luego a los enterramientos. Hoy la huaca puede ser un montículo, que generalmente es funerario. El buscar tesoros en estos sitios es huaquear y el que lo hace es huaquero.